sábado, 28 de junio de 2014

UNA NUEVA VIDA QUE VIVIR


  




       No pude dormir en toda la noche, por mi cabeza pasaron todos los recuerdos desde aquel día en el que entré en esta habitación, en esta casa. Vine cargada de ilusiones y también de miedos. Me enfrentaba a algo nuevo pero a la vez interesante porque era lo que yo había querido desde que empecé el colegio. Por fin empezaba la universidad. Sabía que tenía mucho que estudiar para forjarme un buen futuro y conseguir un trabajo que me permitiera vivir. El camino era duro pero la ilusión era más grande. Ocurrieron muchas cosas, conocí gente nueva, viajé, estudié y me divertí. Ahora todo eso ya ha pasado y soy una mujer diferente a la que entró en esta casa hace ahora siete años. Mañana mi vida tomará un giro de ciento ochenta grados.
    Por fin llegó la hora, me levanté agarré mi maleta,  cerré la puerta y después salí a la calle, todavía era temprano, además era domingo, todo estaba oscuro y en silencio, tan solo lo rompía el sonido del motor de un taxi que me esperaba. Eché un vistazo a mí alrededor y me despedí de todo lo que me había rodeado durante años. Me fui hacia el coche y nos dirigimos al aeropuerto, atrás iba dejando todo mi pasado y me enfrentaba a un nuevo futuro. Entré y busqué mi vuelo, me encaminé hacia la fila de embarque y empecé a caminar hacia ese avión que me llevaba lejos de todos los míos, pero en busca de la ilusión que un día aquí perdí. Subí a él y encontré mi asiento, y a un compañero de viaje que estaríamos juntos unas doce horas. Los dos nos saludamos y nos acomodamos esperando el despegue. Durante el largo trayecto tuvimos tiempo para hablar y contarnos el cómo y el porqué de nuestra aventura. Los dos coincidimos en que la situación de nuestro país nos obligaba a salir y buscar ese futuro que con tanta ilusión buscábamos cuando empezamos en la universidad. Somos jóvenes y nos gusta viajar, pero ahora esto es por imposición. El viaje fue largo y pesado, muchas horas de vuelo, pero al final llegamos.  Cogí mi equipaje y salí del aeropuerto. De nuevo allí empezaba a despuntar el día, pensé que el tiempo se había detenido  ¡Todo era tan grande y tan extraño para mí! Miré todo a mi alrededor y mi alegría fue inmensa cuando entre tanta gente desconocida vi una cara amiga que me esperaba. Corrí hacia él y nos abrazamos contentos de estar juntos aunque a miles de kilómetros de nuestra tierra. Nos cogimos de la mano y nos encaminamos en busca de nuestro sueño. Aquí y ahora empieza el tiempo de nuevo a correr y una nueva etapa comienza en nuestra vida.