sábado, 11 de abril de 2015

MI ABUELO Y YO

MI ABUELO Y YO

“Un dos tres pollito inglés.” Parece que estoy contando pollos, pero resulta que no, esto es un juego que mi abuelo me contaba que  jugaba con sus amigos. Me cuenta muchos de sus tiempos. Me enseñó cinco pequeñas piedras redondas con las que jugaba.  yo le pregunté:
-¿abuelo eso que es?
- Son para jugar a las piolas, me contestó.
Mis juegos son más pequeños, pero todos están en un teclado  que me mantienen pegado a una silla. No corro al pilla pilla, no juego al escondite, no sé qué es el “un dos tres pollito inglés” ni las” piolas”. Pero para eso tengo a mi abuelo que es la más sabia enciclopedia de la vida.
Él  envidia el tiempo que me ha tocado vivir, dice que tengo de todo, que voy a la escuela y tengo probabilidad de aprender muchas cosas. El no pudo ir porque tenía que trabajar. Guardaba cabras y ovejas y ayudaba a su padre en la faena del campo. Yo como niño no me puedo imaginar trabajando a mi edad. Solo se ir a la escuela y hacer cantidad de deberes y actividades extraescolares. Veo poco a mis padres porque están trabajando, me gustaría pasar más tiempo con ellos. Dicen que tienen que trabajar para pagar facturas. Al mediodía, como con mis compañeros en el comedor escolar y estoy contento, pero me gustaría comer en casa con mis padres y mi abuelo. Él me cuenta que se reunían todos a comer alrededor de una sartén que la abuela ponía en medio de la mesa. Sólo tenían una cosa para comer y a todos les gustaba mucho. Ahora mi madre cuando comemos juntos pone muchas cosas y muchas de ellas no me gustan.
 Mi abuelo envidia mi vida y mi niñez, pero no sabe que dentro de todo lo que tengo me faltan otras muchas cosas, sobre todo calor humano., aunque gracias a él que siempre está conmigo y me cuenta cosas de su vida, unas con gran tristeza y otras con mucha añoranza. Cuando me cuenta su historia sonríe  porque me ve muy interesado en saber cosas de su vida, aunque muchas las olvida. Para eso ha decidido asistir a unos talleres donde hacen que su memoria no se deteriore para que pueda seguir contándome esas cosas que a mí tanto me gustan y el tanto añora. Gracias abuelo por tenerte y por tantos ratos que pasamos juntos. Tengo mucho que aprender de ti.
Cuando lo veo triste le pregunto:
-abuelo, ¿jugamos a las piolas?


MARÍA PÉREZ GARCÍA 11/04/2015