miércoles, 20 de diciembre de 2017

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS



Se acerca la Navidad y me gustaría felicitarsela a todos mis amigos. Los que nos vemos a diario y con los que estamos en contacto por las redes sociales.
A todos os deseo lo mejor. La Navidad empieza con el sonido de los niños cantando la lotería. Os deseo que os toque, porque parece que lo mas importante es el dinero, aunque las cosas mas sencillas y las que tenemos a mano son las que nos hacen mas felices.
 El día de Navidad es estar en compañía de los que mas queremos. Disfrutemos de lo que nos rodea y de la familia, pilar importante en nuestra vida. Padres, madres,hijos nietos hermanos, todos rodeados a la mesa de Navidad y al calor hogareño de ese día. Los que ya no están con nosotros siempre los tenemos presentes en nuestros corazones ocupando su lugar y manteniéndolos vivos.
Tambien se nos va el año, y con el algunos proyectos inacabados y algunas ilusiones. Pero ahí llega el nuevo año con mucha fuerza e ilusión. Le pediremos que nos deje seguir viviendo en paz con el mundo y que nos de fuerzas y energia para combatir los temporales que se puedan avecinar.
Las fiestas terminan con la llegada de los reyes, noche mágica y de ilusión. Aquí dejamos correr nuestra fantasia porque es la noche de la magia y los niños son los protagonista en esta función.
A los reyers les pediria que ningún niño se quede sin su juguete. Que sigan siendo niños mientras les pertenezca, que nadie les robe su niñez y su inocencia .
 Para los mayores aparte de pedirles salud, les pediría el mejor regalo, el mas original, ya que ninguno es igual y es único, y es el tiempo. Tener tiempo para dedicarselo al que mas te necesita y que mas quieres, porque el tiempo pasa y nunca vuelve. Cuando a una persona le regalas tu tiempo le regalas lo mejor de ti. Tu presencia y tu persona.

FELICES FIESTAS.



MARÍA PÉREZ GARCÍA

miércoles, 13 de diciembre de 2017

EL HADA MÁGICA


Había una vez un hada mágica que le gustaba mucho los niños y sobre todo los mas pequeños. Ella vivía en un bosque muy bonito rodeada de luces de colores y alegres animalitos como pájaros, ardillas, conejos y muchos más.
El hada mágica sabía cuando era el cumpleaños de todos los niños, le gustaba hacerle una visita a cada uno en ese día tan importante.
Hoy es el cumpleaños de Emma, una niña que cumple dos preciosos añitos, y como es pequeña y preciosa, el hada mágica ha decidido celebrarlo con ella, pero de una forma muy especial. Ningún niño ni adulto podrán verla, pero si sentir su magia.
Cuando todos estaban en la mesa disfrutando de una bonita tarta de cumpleaños, de pronto apareció un pequeño árbol de navidad cargado de regalos, dulces y caramelos.
- ¿Quien ha puesto este árbol aquí? Preguntó Matilda.
-No lo sabemos, respondió Emma, pero está lleno de chucherías y regalos. Miremos a ver que tiene.
            Todos los niños querían acercarse. Sus llamativos colores y su alegría les transmitían curiosidad. Hasta Marcos, el niño más pequeño del cumpleaños, quiso acercarse y tocarle.
Cuando estaban cerca del árbol, sus ramas se movieron como invitando a que se acercaran a él y cogieran sus alegres y deliciosos regalos. Había golosinas para todos. Los niños disfrutaron mucho de ese momento. Poco a Poco fue despojado de su carga y el árbol fue desapareciendo mágicamente.
            Y así de esta forma es como el hada mágica estaba en el cumpleaños de Emma, transmitiendo alegría y cariñosos abrazos entre ellos, porque no hay nada mas bonito que compartir los buenos momentos con tus amiguitos.
            FELIZ CUMPLEAÑOS EMMA.

MARÍA PÉREZ GARCÍA.

                

lunes, 11 de diciembre de 2017

SUMIDA POR UN ENGAÑO



Aquella noche Irene quedó liberada de lo que fue una vida de engaño y sacrificio. Decía adiós a la persona con la que un día se unió y pensó que sería para siempre. Cuando se casó con Andrés estaba tan enamorada que podrían solucionar todos los problemas que vinieran.
            Al poco tiempo de casados, empezó a notar que el sueldo que Andrés debería traer a casa no llegaba, aunque él si se iba a diario a trabajar. Con el sueldo de ella cubría los gastos de su hogar.
Al poco tiempo quedó embarazada. La alegría en la pareja era infinita, pero Irene a los dos meses empezó a sentirse mal y a sangrar. Su hijo corría peligro, pero todo se podría solucionar con reposo absoluto.
Así fue. Irene se quedó en casa y Andrés se fue a trabajar, pero el dinero seguía sin llegar. Pidió explicaciones, pero éste nunca se las dio.
            Pasaron los meses y el casero no les daba ya más plazo para pagar el alquiler. Con lo poco que le daban por su baja, mal comían, pero para pagar luz y alquiler no llegaba.
Pronto se vieron en la calle sin un techo que les cobijara. Se tuvieron que trasladar al pueblo cercano de Andrés, donde su madre les dio cobijo. Irene nunca esperaba que su madre política la trataría tan mal. Le decía que era una mal criada y que el pobre de su hijo tenía que trabajar para mantenerla.
-Todas las mujeres han estado embarazadas y han trabajado. Levántate y trabaja. Le decía la suegra.
Tuvo que levantarse y trabajar como sirvienta en una casa de unos ricos señores. Allí trabajó cocinando y fregando suelos, hasta que un día un intenso dolor y un rio de sangre bajó por sus piernas. Se dio cuenta que su hijo se desprendía de ella sin vida.
¡Así fue como perdió lo único que le importaba!
 Andrés la culpaba por perderlo y decía que era una mala madre. Ella lloraba de dolor e impotencia. Pero hasta eso lo tenía prohibido.
-No llores tanto y trabaja más, ya tendrás otros. No gastes más lagrimas.
- ¡Quiero gastarlas! ¡Son mis lágrimas y las gastaré si quiero!
            Cuando Irene se recuperó pensó en seguir a Andrés y averiguar algo de su oscura y doble vida. Descubrió que era un traficante de drogas y que el dinero que cobraba se lo gastaba en juegos y mujeres, nada para su casa. Con lágrimas en los ojos pensó que algo tenía que hacer y terminar con todo aquello de una vez. Se fue a comisaría y lo denunció.
            Y fue aquella noche cuando en plena cena llegó la policía y se llevó preso Andrés. Su madre lloraba al ver a su hijo esposado y conducido a la cárcel. Entonces Irene dijo:
-No llores tanto que tu hijo seguirá vivo.
-Tu eres la que ahora tendrías que llorar.
-Ya le dije que son mis lágrimas y que las gastaré si quiero, y éste no es el momento.
 Cogió sus cosas y se fue lejos de aquella casa y de aquella familia.




MARÍA PÉREZ GARCÍA