miércoles, 25 de abril de 2018

DIGNIDAD ROTA





Mi vida ha sido un infierno a su lado. Tuve que luchar y aguantar su violencia. No sé porque seguía con él. Quizás por que mi situación económica no me permitía poder dar a mis hijos lo que necesitaban. Ahora sé que me equivoqué, porque las escenas que ellos han vivido, nunca se borrarán de su mente. Un idiota moral nos sometió a no solo, al maltrato físico pegándome delante de ellos, sino también a humillaciones, acoso económico y maltrato psicológico. Sin darme cuenta yo era su mejor aliada. Mi silencio lo hacía poderoso. Era su cómplice involuntario.
Un día me pegó tanto que me dejó por muerta. Ya no sentía dolor, solo la frialdad de un suelo mojado por mi propia sangre. El se fue. No se el tiempo que pasó, pero noté una mano amiga que curaba mis heridas. Mis heridas físicas. Nunca las del alma. Me ingresaron en un hospital y desde allí puede alzar mi voz y ser escuchada. Por fin me di cuenta de que el silencio consiente y la denuncia dice ¡BASTA!
Mi marido fue encarcelado por maltrato. No se por cuanto tiempo. Así que nunca estoy tranquila. Nos tuvimos que cambiar de ciudad y empezar una nueva vida. Tenía un trabajo, unos amigos y el cariño de mis hijos.
Aquel domingo lluvioso de otoño pensé que me levantaría tarde arrebujada entre mis sábanas. De repente un ruido me sobresaltó. Era la puerta de la calle. ¿Habrá conseguido mi dirección? ¿Tendrá mis llaves?
-Hola mamá, estoy en casa, hemos suspendido el viaje debido al mal tiempo.
 Una leve y tranquilizante sonrisa dibujé en mi rostro y seguí arropada en mis suaves y confortables sábanas.

MARÍA PÉREZ GARCÍA
Marzo 2018.
Fotografia eldiario.net

sábado, 7 de abril de 2018

EN BUSCA DE LOS RECUERDOS




La adolescencia siempre se vive y se recuerda como una etapa de la vida en la que no estas contento ni conforme con nada. Sin embargo, para mí fue la mejor de mi vida. Estaba con Isabella, una chica guapa, alegre y derrochando frescura. Todos los veranos venía al pueblo a estar con los abuelos. Ella vivía en Madrid, sus padres tuvieron que marchar en busca de un futuro. Allí nació ella y sus hermanos. Cuando llegaba junio sus padres los mandaban al pueblo a pasar el verano. Éramos mas que buenos amigos, desde pequeños estuvimos juntos. El tiempo pasaba muy rápido cuando estaba con ella, los veranos con sus largos días, para nosotros se hacían cortos. Nuestra niñez y adolescencia la pasamos así, tres meses juntos y el resto unidos a través de dulces cartas, que conforme crecíamos esas cartas eran de amor, claro y sincero. Nos prometimos que un día nos juntaríamos sin importarnos el lugar. Cada vez que junio llamaba a la puerta nuestras vidas brillaban como los colores del arco iris. En los ojos de Isabella se podían ver unos puntitos brillantes donde se reflejaban la alegría y la emoción de nuestro encuentro.
Aún recuerdo aquel día de septiembre cuando nos despedimos en la cafetería de la estación. Pronto nos volveríamos a ver. Ella me dio la cinta de su pelo para que no olvidara su perfume, yo le di la última rosa del rosal para que no olvida la belleza de nuestro amor. Nuestras cartas seguían manteniéndonos vivos y unidos, pero de pronto esas cartas no llegaban., y las mías no eran contestadas. Algo pasaba. Me fui a Madrid en busca de ella, y me llevé una sorpresa cuando me dijeron que Isabella se marchó con sus padres fuera del país. ¿Porqué nunca me dijo nada? ¿Porque no me hablo de esos planes? Miles de preguntas inundaban mi cabeza, pero yo no tenía repuestas para ninguna. Volví a casa como alma en pena. Todo estaba triste y gris. Siempre esperando una noticia, una carta, una señal. Si los abuelos vivieran ellos me informarían, pero ni eso estaba a mi favor. Desapareció como una gota de agua, pero nunca de mi corazón.
Los años pasaron y nunca mas supe de ella. Mi vida era monótona. Un día sentado en aquella vieja cafetería algo me hizo levantar la cabeza. Miré hacia la puerta y asombrado la vi entrar ¡Era ella! ¡Mi amor!  Me precipité a su encuentro arrollando cuanto había a mi paso. Cuando llegué a su lado cogí suavemente su mano sin dejar de mirar sus ojos esperando ver en ellos los puntitos brillantes que siempre se habían desprendido cuando estábamos juntos. No ocurrió así. En su mirada asombrada solo puede leer: ¿Quién es esta persona? ¿Por qué se muestra tan amble? Algo pasaba por su cerebro que no le permitía recordar nada. La acompañaba una joven muy parecía a ella en su juventud. Me presenté como un viejo amigo de la familia y la joven me dijo que era hija de Isabella, y que estaba enferma. Han vuelto al pueblo después de la muerte de su marido para que ella viva de una forma más tranquila.
 Pedí a su hija que me permitiera acompañarlas. Pensé que si paseábamos por los lugares donde fuimos tan felices algo sucedería en su debilitado cerebro. La cogí de la mano y recorrimos juntos nuestros maravillosos paseos. Le corté una rosa y se la di, de pronto vi como un rallo de luz en su mirada. Entendí que algo había sucedido. Mi mano y la suya unidas, se que no me recuerda, pero mi cariño le llegará a lo mas hondo de su ser. La ternura y el afecto nunca se olvida y yo le ayudaré a recorrer este duro camino, porque ella siempre será mi amor y así se lo haré entender. Ella será siempre Isabella.






MARÍA PÉREZ GARCÍA

AIRE



¿Qué es el aire? Yo diría que es lo que necesitamos para respirar y por lo tanto para vivir. Esto dicho así en pocas palabras, pero es mucho más.
A veces hemos tenido que definir esta palabra y no ha sido fácil. La utilizamos a diario. Cuando expresamos un estado de cansancio, o agotamiento decimos que estamos que no podemos más, que nos falta el aire. También en el día a día hablamos de este fenómeno como algo que nos afecta a nuestra salud. Por ejemplo: Hoy tengo la cabeza loca y es que, con este aire, no hay quien aguante.
Aire también es una palabra corta pero no sencilla porque en cuatro letras, tres son vocales y solo una consonante y no es fácil de pronunciar. Si analizamos estas cuatro letras podemos sacar hasta una fórmula matemática porque es la mezcla homogénea de gases que componen la atmósfera terrestre, compuesta por 78.09% nitrógeno, 20,95% oxigeno de argón, 0,04% de dióxido de carbono, y con tantos números yo ya me pierdo y lo único que necesito es respirar aire y cuanto mas puro mejor para mis pulmones que son los que mas sufren cuando tienen que filtrar aires contaminados.
Nuestro cuerpo también a veces está lleno de esos gases que hacen daño por donde pasan dando vueltas buscando una salida.
Me gusta esta palabra porque la asocio a la vida, porque sin él ni dos minutos viviríamos. Con aire nos salen las palabras, las amargas, dulces, tiernas, las que hieren las que matan, las que calman, las que aman. Vientos que guardan silencios, que dibujan imágenes, que se llevan sueños y que traen otros. Tempestades que mueven el mundo, que agitan océanos, que calman furias con olas que las trae y las lleva. De nuestro cuerpo salen los suspiros, que es el aire que nos sobra por alguien que nos falta. Tiramos frases y luego esperamos que el viento nos conteste.
 AIRE” en definitiva es lo que necesitamos, aire calmado y limpio.


MARÍA PÉREZ GARCÍA